De aquello que corrompe y condena
“Hay poderes que se alimentan del dolor y la sombra,
no porque pertenezcan al mundo,
sino porque son su condena más antigua.”
— Fragmento olvidado del Necróptico Sombrío
Prólogo de la Maldición
En el tejido oculto de la existencia, la magia se presenta en múltiples formas: luz, fuego, aire, naturaleza y éter. Todas ellas poseen un equilibrio, un respeto por el orden natural.
Pero existe una senda oscura, un poder maldito nacido del caos, de la corrupción y la desesperación.
Esta magia maldita no se conquista ni se estudia, sino que se sufre; no es poder, sino veneno que corroe el alma y trastorna la realidad.
Quien se atreve a rozarla sin la salvaguardia de la razón y el instrumento sagrado, se entrega a un destino peor que la muerte.
Este tomo no pretende guiar hacia la sombra, sino al contrario: sellar y contener para siempre el eco de su horror.
I. El abismo en la magia maldita
La magia maldita no brota del mundo ni del hombre; es una herida abierta en la trama misma de la realidad, un susurro oscuro que arrastra a la perdición.
No responde a los cantos del éter ni a la danza de los elementos.
Es una esencia profana, descompuesta y negra, que corrompe todo lo que toca.
No hay orden ni armonía en ella, sólo un hambre insaciable de destrucción, dolor y muerte.
Es la sangre de universos caídos, el eco de entidades que devoran el tiempo y el espacio.
II. Poderes de la oscuridad maldita
La magia maldita despliega sus dones como una sombra que consume la luz, oscureciendo el alma y desgarrando la carne:
- Resurrección perversa: El cuerpo muerto renace encadenado a las sombras, sin paz ni esperanza.
- Invocación de horrores: Criaturas abismales obedecen la voluntad retorcida de su invocador.
- Dominio sobre sombras y esencia oscura: Tejen ilusiones destructivas y ataques que corroen cuerpo y espíritu.
- Plagas y enfermedades: Males invisibles que se esparcen sin distinción, dejando dolor y muerte.
- Maldiciones de fatalidad: Maleficios que anclan la desgracia, paralizan y condenan en pesadillas eternas.
- Absorción voraz: Drena la esencia vital de otros hasta dejar un pozo de vacío.
- Transformación en bestias oscuras: El cuerpo muta en horrores vivientes, heraldos del caos.
Y más allá de toda comprensión, esta magia puede quebrantar el tiempo, el espacio y la razón misma.
III. La condena del alma y del cuerpo
Quien se entrega a la magia maldita no gana poder sin precio.
El alma queda atrapada en ciclos oscuros de renacimiento y tormento. El cuerpo se corrompe, retorciéndose hasta volverse irreconocible.
La mente se fragmenta en visiones, voces y delirio. El horror se convierte en estado permanente.
No hay redención posible. No hay regreso.
IV. Relatos de horror y advertencia
Un brujo antiguo intentó invocar esta fuerza para salvar su alma, pero fue consumido por sombras que devoraron su esencia.
Una sacerdotisa maldita lanzó una maldición que transformó su templo en un pozo de tiempo detenido donde todos fueron devorados por la oscuridad.
Estos relatos son advertencias. Marcas dejadas por el miedo que inspira la magia maldita.
V. El muro que separa la luz y la oscuridad
Donde la magia común requiere control, la magia maldita no acepta límites.
No hay ritual que la encadene. Solo el miedo, la renuncia, y los símbolos sagrados levantan una débil barrera contra su paso.
Pero quien cruza esa línea queda perdido, absorbido por lo que ha desatado.
Epílogo de la condena
Este tratado no es un mapa ni una invitación.
Es un lamento. Una advertencia grabada para que nadie más caiga en la sombra.
“La oscuridad no es la ausencia de luz,
sino el peso de la desesperación que el hombre no debe cargar.”
— Fragmento final del Códice Profano
Nota del Custodio
Soy quien vela porque el conocimiento de la magia maldita no se extienda.
He visto la ruina que provoca y el vacío que deja en las almas y en el mundo.
Quien lo lea, hágalo con la conciencia de que algunas puertas deben permanecer cerradas, y que la verdadera fuerza reside en resistir el llamado de la sombra.